De madres homenajeadas, de retos y perdones, de sales y de soles

Eva se llama mi madre. Me cuesta pensar en su ausencia de 4 años. Me cuesta asimismo, sobrellevar su presencia. Tengo tanto de ella cuando me miro al espejo. ¿Cómo medir la cantidad? ¿Cuánto de otras madres tengo? Aprovecho este 16 de Octubre para encontrar a todas las mujeres que son parte de mí, que me moldearon sin querer o queriéndolo, que me transitaron y me liberaron; y que me enorgullecen. Todas: la propia y las elegidas. Y las que me eligieron. Preparé dos tés en su homenaje. Las madres duelen y sanan. Y los tés están pensados para sanar y reparar.



Me divertí mucho pensando en sus características. El primero será para esos momentos en que las escuchamos decir:

MÁS RESPETO QUE SOY TU MADRE, este té será para la calma, tranquilidad y descanso. Reparará y sosegará. Entonces será té verde chino y le añadiré menta peperina (florcitas para que el sabor sea muy suave) hojas de malva y pétalos de caléndula. Mis manos colmadas de paciencia, tiempo y paz envolverán los saquitos…que se irán en cajitas de origami con las mamás querendonas.




Lo prepararán con agua a 85° durante 3 minutos. Y resultará un licor amarillento y brillante con aroma a menta, un sabor dulce sin astringencia, equilibrado, herbáceo y floral. Y cerrarán los ojos de amor.



El segundo será para esos otros momentos en que nos damos cuenta de que:

LAS MADRES PERDONAN SIEMPRE, este té será para dar lucidez y concentración. Será un té negro chino y le añadiré cascarilla de cacao, vainilla natural en vaina, ramitas de canela, hojitas de cedrón de la huerta, cascaritas de limón y naranja. Mis manos rebosantes de paciencia, tiempo, firmeza, determinación y paz envolverán los saquitos que harán una pausa para dejar reflexionar, darán lugar a clarificar una idea y serán protagonistas de las grandes decisiones.

Lo prepararán con agua a 95°, en el instante previo a que hierva, y reposará el saquito por 4 minutos. Mientras las especias irán perfumando el ambiente, el licor se tornará ámbar (a este color lo llamo caramelo) y el sabor dulce, sin astringencia y con un toque de acidez por los cítricos, mientras el chocolate y la vainilla se amigan tenues y equilibrados. Pensará en una estrategia, una salida. Meditará el problema, resolverá, perdonará. Y sin embargo.



Me encantó pensar en cuánto de reto y de perdones tenían las madres amadas por mí. Cuánta caricia de té viene de las manos de las cosechadoras y elaboradoras de hebras. Y también, cuántas voces de niños y niñas, de canciones de cuna, de nanas y de pájaros, de vientos y de sales y de soles.



Acompaña la voz de esta hermosa madre, Marta Gómez. Lo innombrable



Comentarios