Bajan las cabras bajan, la nieve apremia, el mate llega
En todo viaje, un mate. Y este fue un mate patriótico con la galantería de una escarapela de lana que abrigaba nuestro aliento, nuestras palabras. Un 25 de Mayo en la inmensidad del norte neuquino, en la vastedad luminosa, en el lugar de los horizontes redondos y circundantes cordilleras. El viento lacio, apenas ondulado, trae olor a nieve, a humo, a mediatarde. Los pulmones henchidos y los ojos llenos de un otoño tranquilo que se acomoda en silencio, que se derrama en fértiles extensiones y grietas por donde se escurren los secretos de otros tiempos, vetas de oro, de infinitudes rodadas cuesta abajo, de erosiones de espanto, cicatrices poderosas; de calores y sudores sordos que fuman, juegan con el viento los fumos que surgen de la piel caliente de las piedras. El sol se posa y penetra a coirones y ovejas. Me hablaron de pasturas, de tierras altas y tierras bajas, de arreos, de trashumancias. Alguien viene en rebaño, alguien que pasa y enseña a llorar y reír. Levanto el mate en señal ...